Mis sentimientos sobre mi familia han cambiado mucho desde el principio del viaje. Cuando llegué en Chile, yo era muy aprensivo de vivir con una familia en Santiago. Envié un correo electrónico a mi madre chilena antes de venir a Chile, y estaba muy emocionada después de que ella me respondió. Pero también estaba muy nerviosa porque nunca he vivido con una familia diferente, especialmente
en
un país extraño. Cuando conocí a mi madre y mis hermanos yo estaba muy nerviosa porque pensé que no fueron a gustarme. Pero ahora, estoy muy feliz y contento con la familia con que me he quedado durante el mes pasado.
Cuándo estaba enferma, mi madre chilena me ha ayudado mucho. Cuándo quería escuchar música de Glee y reír mucho, pasé tiempo con mi hermana chilena. Y cuándo quería helado o quería hablar con un chico muy gracioso, le visité a mi hermano chileno. Todos también celebraron mi cumpleaños conmigo. Todo lo que la familia hizo fue más de lo que esperaba. Mi parte favorita de todos los días fue la cena, cuándo tuve conversaciones de todas las cosas con una familia
muy interesante y también interesado en lo que quería decir. Aprendí mucho durante la cena; muchas cosas que nunca olvidaré. Fue más divertido a vivir con mi familia chilena y tengo planes a continuar a hablar con ellos cuando regrese a los Estados Unidos.
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